miércoles, 21 de julio de 2010

COMIENZO DE ACTIVIDADES




EL SABADO A LAS 15 HORAS COMENZAMOS POR FIN NUESTRAS ACTIVIDADES, YA LLEVAMOS MUCHO TIEMPO EN ESPERA DEL COMIENZO DE LOS JUEGOS, DANZAS SALIDAS Y CAMPAMENTOS QUE TANTO TIEMPO ESTUBIMOS SIN ELLOS. CONFIEMOS EN NUESTRO CREADOR QUE PODAMOS MANTENER ESTE GRUPO POR MUUUUCHOS AÑOS HASTA QUE SEAMOS VIEJITOS Y ESTOS SEIS MESES DE ESPERA SEAN SOLO UN RECUERDO.

EN FIN TODOS INVITADOS A LA GRAN INAUGURACION GRAN

BUENA CAZA Y LARGAS LUNAS

lunes, 19 de julio de 2010

LOS DIOSES DE LA LUZ (Leyenda Mapuche)



Antes de que los Mapuches descubrieran como hacer el fuego, vivían en grutas de la montaña; "casa de piedra", las llamaban.


Temerosos de las erupciones volcánicas y de los cataclismos, sus dioses y sus demonios eran luminosos. Entre estos, el poderoso Cheruve. Cuando se enojaba, llovían piedras y ríos de lava. A veces el Cheruve caía del cielo en forma de aerolito.

Los Mapuches creían que sus antepasados revivían en la bóveda del cielo nocturno. Cada estrella era un antiguo abuelo iluminado que cazaba avestruces entre las galaxias.

El Sol y la Luna daban vida a la Tierra como dioses buenos. Los llamaban Padre y Madre. Cada vez que salía el Sol, los saludaban. La Luna, al parecer cada veintiocho días, dividía el tiempo en meses.

Al no tener fuego, porque no sabían encenderlo, devoraban crudos sus alimentos; para abrigarse en tiempo frío, se apiñaban en las noches con sus animales, perros salvajes y llamas que habían domesticado.

Tenían horror a la oscuridad, era sigo de enfermedad y muerte.

Se imaginaban cosas terribles.

En una de esas grutas vivía una familia: Caleu, el padre, Mallén, la madre y Licán, la hijita.

Una noche, Caleu se atrevió a mirar el cielo de sus antepasados y vió un signo nuevo, extraño, en el poniente: una enorme estrella con una cabellera dorada.

Preocupado, no dijo nada a su mujer y tampoco a los indios que vivían en las grutas cercanas.

Aquella luz celestial se parecía a la de los volcanes, ¿traería desgracias?, ¿quemaría los bosques?. Aunque Caleu guardó silencio, no tardaron en verla los demás indios. Hicieron reuniones para discutir que podría significar el hermosos signo del cielo. Decidieron vigilar por turno junto a sus grutas.

El verano estaba llegando a su fin y las mujeres subieron una mañana muy temprano a buscar frutos de los bosques para tener comida en el tiempo frío.

Mallén y su hijita Licán treparon también a la montaña.

-Traeremos piñones dorados y avellanas rojas -dijo Mallén.

-Traeremos raíces y pepinos del copihue -agregó Licán

La niña acompaño otras veces a su madre en estas excursiones y se sentía feliz.

-Vuelvan antes de que caiga la noche -les advirtió Caleu.

-Si nos sorprende la noche, nos refugiaremos en una gruta que hay allá arriba, en los bosques -lo tranquilizó Mallén.

Las mujeres llevaban canastos tejidos con enredaderas. Parecía una procesión de choroyes, conversando y riendo todo el camino.

Allá arriba había gigantescas araucarias que dejaban caer lluvias de piñones. Y los avellanos lucían sus frutas redondas, pequeñas, rojas unas, color violeta y negras otras, según iban madurando.

No supieron cómo pasaron las horas. El Sol empezó a bajar y cuando se dieron cuenta, estaba por ocultarse.

Asustadas, las mujeres se echaron los canastos a la espalda y tomaron a sus niños de la mano.

-¡Bajemos, bajemos! -se gritaban unas a otras.

-No tendremos tiempo. Nos pillará la noche y en la oscuridad nos perderemos para siempre -advirtió Mallén.

-¿Qué haremos entonces? -dijo la abuela Collalla, que no por ser la más vieja, era la más valiente.

-Yo sé donde hay una gruta por aquí cerca, no tenga miedo, abuela -dijo Mallén.

Guió a las mujeres con sus niños por un sendero rocoso. Sin embargo, al llegar a la gruta, ya era de noche. Vieron en el cielo del poniente la gran estrella con su cola dorada.

La abuela Collalla se asustó mucho. -Esa estrella nos trae un mensaje de nuestros antepasados que viven en la bóveda del cielo -exclamó.

Licán se aferró a las faldas de su madre y lo mismo hicieron los demás niños.

-Vamos, entremos a la gruta y dormiremos bien juntas para que se nos pase el miedo -dijo Mallén.

-Eso sería lo mejor, murmuró Collalla, temblorosa.

Ella conocía viejas historias, había visto reventarse volcanes, derrumbarse montañas, inundaciones, incendios de bosques enteros.

No bien entraron a la gruta, un profundo ruido subterráneo las hizo abrazarse invocando al Sol y la Luna, sus espíritus protectores.

Al ruido siguió un espantoso temblor que hizo caer cascajos del techo de la gruta. El grupo se arrinconó, aterrorizado.

Cuando pasó el terremoto, la montaña siguió estremeciéndose como el cuerpo de un animal nervioso.

Las mujeres palparon a sus hijos, no, nadie estaba herido. Respiraron un poco y miraron hacia las boca blanquecina de la gruta: por delante de ella cayó una lluvia de piedras que al chocar echaban chispas.

-¡Miren! -gritó Collalla. ¡Piedras de luz! Nuestros antepasados nos mandan este regalo.

Cómo luciérnagas de un instante, las piedras rodaron cerro abajo y con sus chispas encendieron un enorme coihue seco que se erguía al fondo de una quebrada.

El fuego iluminó la noche y las mujeres se tranquilizaron al ver la luz.

-La estrella con su espíritu protector mandó el fuego para que no tengamos miedo -dijo la abuela Collalla riendo.

Niños y mujeres también rieron, aplaudiendo el fuego.

El grupo silencioso contempló las llamas como si fueran el mismo Padre Sol que hubiera venido a acompañarlas.

Se sentaron junto a la gruta, oyendo crepitar las llamas como música desconocida.

Al rato, llegaron los hombres desafiando las tinieblas por buscar a sus niños y mujeres.

Caleu se acercó al incendio y cogió una llama ardiente; los otros lo imitaron y una procesión centelleante bajó de los cerros hasta sus casas.

Por el camino iban encendiendo otras ramas para guiarse.

Al otro día, oyendo el relato de las piedras que lanzaban chispas, los indios subieron a recogerlas y al frotarlas junto a ramas secas lograron encender pequeñas fogatas.

Habían descubierto el pedernal. Habían descubrieron cómo hacer el fuego.

Desde entonces, los Mapuches tuvieron fuego para alumbrar sus noches, calentarse y cocer sus alimentos.

http://www.elalmanaque.com/literatura/leyendas/ley2.htm

sábado, 10 de julio de 2010

ECLIPSE TOTAL EN CHILE



Eclipse solar total del 11 de julio de2010.

El domingo 11 de julio de 2010, un eclipse total de sol va a ser visible desde dentro de un estrecho corredor que recorre el hemisferio sur de la Tierra. El camino de la sombra de la Luna cruza el Océano Pacífico Sur, donde no tiene tierra a excepción de Mangaia (Islas Cook) y la Isla de Pascua(Chile) . La trayectoria del eclipse total termina justo después de alcanzar el sur de Chile y Argentina. La penumbra de la Luna produce un eclipse parcial visible desde una región mucho más grande que cubre el Pacífico Sur y el sur de América del Sur.
Lamentablemente en esta fecha comúnmente llueve por ser época de invierno por lo que existen posibilidades de que la nubosidad impida apreciar nítidamente el fenómeno; al momento que el eclipse llegue a el continente (Chile continental, Argentina) serán las 21:01 hora UTC, 17:01 según el horario de invierno en Chile continental, 18:01 en Argentina. Hablando específicamente de América del Sur, este eclipse se podría ver en su totalidad solamente en la Patagonia y no en las zonas centrales de América del Sur.
Eclipse solar total
Desde una franja (banda de totalidad) en la superficie de la Tierra, la Luna cubre totalmente el Sol. Fuera de la banda de totalidad el eclipse es parcial. Se verá un eclipse total para los observadores situados en la Tierra que se encuentren dentro del cono de sombra lunar, cuyo diámetro máximo sobre la superficie de nuestro planeta no superará los 270 km, y que se desplaza en dirección este a unos 3.200 km/h. La duración de la fase de totalidad puede durar varios minutos, entre 2 y 7,5, alcanzando algo más de las 2 h todo el fenómeno, si bien en los eclipses anulares la máxima duración alcanza los 12 minutos y llega a más de 4 h en los parciales, teniendo esta zona de totalidad una anchura máxima de 272 km y una longitud máxima de 15.000 km.
Para que se produzca un eclipse solar la Luna ha de estar en o próxima a uno de sus nodos, y tener la misma longitud celeste que el Sol.
Cada año suceden sin falta dos eclipses de Sol, cerca de los nodos de la órbita lunar, si bien pueden suceder cuatro e incluso cinco eclipses. Suceden cinco eclipses solares en un año cuando el primero de ellos tiene lugar poco tiempo después del primero de enero. Entonces el segundo tendrá lugar en el novilunio siguiente, el tercero y el cuarto sucederán antes de que transcurra medio año, y el quinto tendrá lugar pasados 345 días después del primero, puesto que ese es el número de días que contienen 12 meses sinódicos.
Por término medio sucede un eclipse total de Sol en el mismo punto terrestre una vez cada 200-300 años. Para que suceda un eclipse de Sol, es preciso que la Luna esté en conjunción inferior (Luna nueva) y además que el Sol se encuentre entre los 18º 31´ y 15º 21´ de uno de los nodos de la órbita lunar.
Recomendaciones para ver un eclipse


Un eclipse es un fenómeno muy interesante; sin embargo puede poner en riesgo la vista del observador, quien en un intento por apreciar el fenómeno, fuerza a sus ojos a ver directamente el Sol. Esto puede provocar quemaduras en la retina. Nunca debe verse directamente el Sol. Hay formas de apreciarlo sin comprometer la vista del observador:

* Filtro solar o anteojos especiales, garantizados por el fabricante. Los filtros caseros o anteojos comunes no deben utilizarse nunca por el peligro que conllevan para los ojos humanos.
* Observación indirecta:
* Sombras en las hojas de los árboles: normalmente los rayos del Sol producen una proyección del disco solar al pasar a través de las hojas de los árboles. Cuando ocurre un eclipse se puede observar cómo los discos en la sombra de los árboles "menguan" reflejando los cambios en el disco solar.
* Proyección a través de un agujero pequeño: se perfora un agujero diminuto, con la ayuda de un alfiler, en una hoja de cartón. Se hace pasar la luz solar a través del agujero y se proyecta sobre una de papel o una superficie lisa.
* Proyección con binoculares: se tapa uno de los lentes de los binoculares y se hace pasar la luz a través del lente abierto. Nunca ver el sol directamente a través de binoculares, ya que puede producir quemaduras graves en la retina.
* Proyección con telescopio: es una de las mejores técnicas para observar un eclipse. Se hace pasar la luz del Sol a través del telescopio y se proyecta sobre una superficie lisa. Se pueden observar algunos detalles de la superficie solar. Es recomendable utilizar los lentes de menor aumento, ya que producen imágenes más grandes y generan menos calor, protegiendo así el instrumento.
* El horizonte: durante el punto máximo de un eclipse total de sol puede apreciarse cómo todo el horizonte se ve iluminado alrededor del observador produciendo una bella y extraña sensación.
* Las reacciones de los animales: los animales son muy sensibles a este fenómeno. En la etapa de oscurecimiento los animales de hábitos diurnos se preparan para dormir, mientras que otros reaccionan con nerviosismo. Durante el punto máximo la mayor parte de los animales hace silencio.
* Sombras: durante el punto de máxima ocultación se forman sombras "extrañas" en el suelo.