
"TU Y YO SOMOS DE LA MISMA SANGRE".
¿Quiénes pueden tener la misma sangre, sino los hermanos?
Esto, desde luego, conlleva un deber fundamental entre ellos: el de asistirse y protegerse en los momentos de necesidad con verdadero fervor. Estas palabras son sagradas, pues contienen la magia de la Fraternidad y pareciera ser el gran mensaje que Kipling quiso legar a toda la Humanidad y en especial a los jóvenes. No es extraño entonces, que Baden-Powell eligiera como modelo utópico de a esta organización en la selva, para enseñar en los niños, jóvenes y adultos el respeto y la admiración por la naturaleza, convirtiendo así a cada uno de ellos en hermanos de la vida y cuidadores de ella.
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